Por Fredi Alvarez
Rosa María Payá
critica y ataca al actual proceso de consulta popular respecto a la reforma
constitucional, promoviendo la desobediencia civil. Era de esperarse, dado sus
actuales socios en el negocio de la política, los cuales son terroristas
comprobados.
Hablamos de Ramón Saúl Sánchez Rizo, que según
datos públicos desde 1995 participa en el Movimiento Democracia,
encargado de las provocativas flotillas navales de la organización “Cuba
Independiente y Democrática” (CID), violando en 17 oportunidades las aguas
territoriales cubanas.
Sánchez Rizo, según
el libro “Los Disidentes”, de los periodistas Luis Báez y Rosa Miriam Elizalde,
está vinculado a una decena de organizaciones terroristas, entre ellas la
“Organización para la liberación de Cuba”; “Omega 72; en “Alpha 66”; el “Frente
Nacional de Liberación de Cuba”; “Jóvenes de la Estrella” y el “CORU”, donde
fue su vice jefe, organización presidida por Orlando Bosch, connotado
terrorista calificado de inadmisible en Estados Unidos por el FBI.
Ramón Saúl está
implicado en el asesinato del joven Carlos Muñiz Varela, 1979 en Puerto Rico.
El FBI posee además elementos de que Ramón Saúl, participó en ataques
terroristas contra pescadores cubanos en aguas de Bahamas; en actos similares
contra la embajada cubana en México y de su intervención en el atentado
terrorista contra cuatro ciudadanos estadounidenses que viajaban a Cuba en una
avioneta, desaparecida en pleno vuelo.
Rosa María tiene que entender que si quiere vivir de
la política tiene que ser más selectiva en sus relaciones. Su socio cuenta con
un potencial terrorista reprobable a los ojos de cualquier ser humano,
rompiendo sustancialmente con la imagen
de integridad que intenta burdamente brindar Payá Acevedo. Esta amistad nos
orienta en las verdaderas intenciones de la antagónica figura, aludiendo a la
conocida frase “Dime con quien andas y te diré quien eres”.
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