Por Rosy Hernandez
Como siempre, mi villana favorita, mintiendo o tratando de
vivir a costa de otras personas como parásito chupasangre. Esta vez tengo que remontarme al
año 1986 cuando Berta Soler cursaba el 4to año de Licenciatura en Biología
y fue atrapada in fraganti tratando de
obtener gratificaciones de forma deshonrosa, de qué me suena este método…
Evidentemente, la lugarteniente de Ángel Moya no tiene la
capacidad mental necesaria para realizar
actividades que no impliquen gritar como
cotorrona. Prueba de ello lo es la sabida manipulación que ejerce su esposo.
Siendo este vividor el que dirige y administra los espectáculos circenses de
estas dos o tres mujeres cada domingo.
Por estas cuestiones,
no han sido pocas las mujeres pertenecientes al grupito Damas de Moyas las que
se han quejado de la poca inteligencia y liderazgo de Berta Soler. Conllevando a
que el negocio de la “lucha” por los derecho de los cubanos y sus cuantiosas
ganancias sean gestionadas por su esposo Moya- Botellita. Siendo para el
embellecimiento, equipamiento de su vivencia para uno que otro capricho de este
demonio o gastado en caras botellas de bebidas alcohólicas.
En fin, otra vez queda demostrada que “Mi Berta Querida” todo lo que traiga consigo transparencia, honestidad
y liderazgo le queda muy grande. Tan grande como mi Revolución cubana. La misma
que le brinda la posibilidad de forma gratuita a miles de cubanos de estudiar y convertirse en profesionales.